lunes, octubre 18, 2004

DE ANGELES Y DEMONIOS.


Me encontré con un Antiguo testamento, fue muy curioso darme cuenta que existe una angelología, pero ninguno de ellos cuanta con una demonología, dándome la tarea de buscar la respuesta a este hecho, encontré que la mayoría de los libros que hablan sobre los ángeles caídos fueron excluidos por las corrientes más conservadoras del judaísmo, dichos libros aparecieron con el tiempo pero fueron considerados apócrifos o pseudoepígrafos, rechazados una y otra vez por las autoridades religiosas que buscaban descalificar la veracidad de estos escritos.
Más adelante, durante la época de Jesús y después de ella, cuando la persecución a los cristianos por parte de los judíos permitía pensar en un probable exterminio, aparecieron algunas versiones sobre los Ángeles caídos y lo que pasaba con ellos, su destierro de los reinos de Dios y el castigo que recibían.
Pero en la religión judía no existía la conversión de un ángel a demonio, la falta de esta dualidad; ángel y demonio, es representada con la creación de bestias y moustros la cual es una de las características del pueblo de Yahvé.
La creación de un mundo por parte de Dios es una lucha en la cual Dios pelea contra la nada, la nada intenta que Dios no cree ningún ser u objeto que le afecte, por su parte, Dios pelea por crear diferentes entes.
La carencia de que los demonios se oponen a Dios es suplantada entonces con una dualidad humana, una dualidad en la que los hombres realmente pueden pelear a favor de Dios y por las reglas de Dios, los monstruos y bestias que ocupan la tierra se convierten en un ser terrenal que también pueden ser representados como los pueblos indignos. Los enemigos de la religión Judía empiezan a tomar la forma de las bestias, dragones y monstruos contra los que el hombre tiene que luchar para poder implantar la palabra de Dios y desterrar todas aquellas cosas que estén contra su voluntad.
La creación del pueblo de Israel implica que Dios ha elegido un pueblo que heredara su reino y por consecuencia la tierra, considerándose como los destinados a gobernar el mundo, los Judíos inician su lucha contra los infieles.
Esta práctica Judía fue heredada a los cristianos, recordando que es de la religión Judía de donde nace el cristianismo, por lo que la lucha en contra de los infieles continúa hasta el siglo XVI.

En el siglo XVI con la llegada de los europeos a tierras americanas, se empieza a crear una nueva serie de figuras que pueden representar al demonio.
Para empezar los primeros relatos de los viajeros nos hablan de seres antropófagos, desnudos y sin creencia religiosa, lo cual hace que de primera impresión, se piense que dentro de la cultura occidental, que los nativos del continente son solo “salvajes” entendiendo que el contexto en que se dan las cosas, la palabra salvaje se interpreta de una manera muy diferente a la que hoy conocemos.
Cuando los colonizadores emperezan a encontrar culturas más avanzadas, se dan cuenta de su adoración por varios dioses, que son totalmente diferentes a lo que ellos conocían como Dios, pero entender este hecho es mucho más complejo de lo que parece.
Las culturas de América tenían por costumbre que en sus guerras un Dios protegía a cada uno de los pueblos en hostilidades.
Cuando uno de los dos pueblos perdía, la victoria no era para el pueblo sino más bien para el Dios que los había acompañado durante la pelea, si se demostraba que el Dios del pueblo contrario era más poderoso, se le rendía culto como una deidad con más poder y por lo tanto con más posibilidades de cumplir y cubrir las demandas de del pueblo vencido.
Los altares en los cuales se rendía tributo a estas deidades se encontraban construidos de tal manera que el Dios ganador era colocado en el centro para así tener el lugar principal del altary en a su lado derecho se encontraba la deidad reemplazada, pero el hecho de haber perdido, no significaba que le tenían que dejar de rendir culto, por el contrario, era importante seguir dando pleitesía al Dios que les había cuidado por tanto tiempo y que era bueno con ellos en muchas cosas.
La estructura politeísta de América, implica que los frailes que acompañaban a los conquistadores, mencionaran que los Americanos adoraban al Diablo, por que las figuras de los dioses americanos contenían formas animales y de hecho, para ser honestos, eran realmente asombrosos en formas y estructuras que rompían con la imagen de belleza establecida en Europa durante el principio del renacimiento que retomaba muchas de las estructuras de la cultura grecorromana.
Pronto, las imágenes de esos seres que fueron considerados demonios por los religiosos europeos fueron destruidos para dar paso a figuras más humanas y que podían ser interpretadas como cosa de Dios, pero del Dios Europeo.
La práctica de la religión americana fue prohibida y castigada hasta con la muerte.
En algunos casos, muchos pueblos que en algún momento siguieron rindiendo culto a sus dioses en secreto, y no porque no creyeran en el Dios europeo, por que eso nadie puede asegurarlo, más bien lo hacían por que eran fieles a los dioses que por tanto tiempo los habían protegido. Pero en la mayoría de esos casos fueron exterminados por considerarlos infieles.
La imagen de los ángeles siempre se ha caracterizado por ser muy semejante a la de un ser humano, mientras que la de un demonio siempre ha sido enmarcada en algo desagradable y temible.
La dualidad de este hecho refleja por una parte la confianza y lo bueno, mientras que por el otro, lo malo y la incertidumbre.
Para ambos casos, la imaginación del hombre ha sido la clave de todo, mezclando lo que conoce y creando nuevas formas para que representen al ente que se opone a Dios, mientras que la figura del todo poderoso y de quienes lo rodean siempre ha sido una figura humana.

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